Ahora que se ha llegado a un teatral acuerdo entre demócratas y republicanos para elevar el techo de la deuda pública de Estados Unidos y evitar así que el país americano suspenda pagos el 2 de agosto, después de semanas de infructuosas negociaciones y fallidas votaciones en el Congreso, es cuando mejor podemos decir que, en realidad, se trata un acuerdo que no vale para nada.