Los diferentes gobiernos nacionales y locales de muchos países del mundo están invirtiendo —o prometiendo que lo van a hacer— desde decenas a miles de millones de € —en función del parque de automóviles que tenga cada país— en instalar puntos de carga para los coches eléctricos y en crear los estímulos fiscales necesarios para promover las ventas de coches eléctricos.
Sin embargo, a pesar de la alta rentabilidad de dichas inversiones cuyo ‘payback’ se reduce a unos pocos años, gracias a las importaciones de petróleo que se evitan, todavía siguen los recelosos de siempre metiéndose con el futuro del coche eléctrico y marmarreando las mismas dudas que se decían cinco años atrás.